"Los medios de comunicación son la entidad más poderosa de la Tierra. Ellos tienen el poder de hacer culpable al inocente e inocente al culpable y éste es el poder. Porque ellos controlan la mente de las masas." (Malcolm X)

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Premios de Literatura de la NES

¡Hola a todxs!
Queremos felicitar a Macarena Rodríguez Salinas por haber recibido el Primer premio en el Concurso literario de este año de la NES en el que participan varias escuelas de la zona.
Éste es el cuento ganador:
Categoría B
Género: Narrativa.
Primer premio
Arruinada
"Nadie acudió a sus gritos"

Marie estaba en la cama del hospital. Dormida. Cuando abrió los ojos se sorprendió. Sólo podía ver las líneas borrosas, pero pudo identificar que todo lo que estaba allí era blanco o celeste. Cuando pudo ver bien, recorrió con la vista la habitación, frente a su cama se encontraba, colgado en la pared, un espejo. O eso parecía. Aquel objeto no podía ser un espejo porque en él se reflejaba todo lo que había en la habitación perfectamente, pero ella no estaba en ningún reflejo. No había ninguna persona, sólo la cama, el sillón, las paredes y las cortinas del hospital. Asustada y con las manos temblorosas, Marie tomó su celular e intentó ver si se reflejaba en la pantalla de éste. No. Tampoco. Allí estaba su reflejo. Gritó, pero nadie acudió a sus gritos y eso la desesperó más.
Se despertó espantada. Todo había sido un sueño. El no verse, no ver su reflejo, había sido un sueño. Una pesadilla. Una ilusión. Pero no era real, y eso era lo que en verdad le importaba.
Miró a su alrededor, a la habitación del hospital, sabiendo que esta vez aquel lugar sí era real. Estaba esperando al cirujano plástico. 
Marie pasó varios minutos reflexionando sobre el porqué de su sueño. Hasta que e dio cuenta: podía ser una señal. Quizá no necesitaba operarse. No era necesario cambiar su cara, para "perfeccionarse" y gustarle más a alguien. Ahínque cuando, por primera vez desde que era novia de Lucas, aquel superficial y e. Luís o hombre que ella decía amar, pudo pensar con claridad e inteligencia. Ya no quería operarse. Estaba feliz con quién era.
El cirujano interrumpió sus pensamientos entrando a la habitación. Ella, muy feliz y orgullosa de su pensamiento, abrió la boca, decidida a comunicarle al cirujano su reciente decisión. Pero él habló antes que ella, y entregándole un espejo pequeño le dijo:
-¿Ha quedado conforme con el resultado, señorita Faichild? Porque, déjeme decirle que se ve mucho mejor.
Marie, sin entender nada, tomó el espejo entre sus pequeñas manos y lo vio. Esta vez, sí había alguien en el espejo, reflejada. Aquella persona tenía la misma expresión que ella. Pero no, ella no podía ser esa persona, que se manifestaba en el espejo. Es no era su rostro. Porque ese rostro reflejado era el mas artificial que había visto. Esos no eran sus ojos. Esa no era su nariz. Esos no eran sus labios.
La verdad cayo como un balde de agua fría sobre ella. Ya era tarde. Muy tarde: ya la habían operado. Su rostro había cambiado, y no por una necesidad, sino por un capricho. Estaba muy angustiada.
Fue en ese momento cuando, por primera vez en su vida, Marie sintió que estaba arruinada.

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